jueves, 7 de octubre de 2010

Minuscula 1- LEYES

Se inventaron en el arranque de la Historia, hace unos 10.000 años,
con la escritura. Aunque a veces se impongan por canturreo a tribus
analfabetas (y hoy día por machaqueo de eslóganes de los Medios), las
leyes son por esencia escritas: tratan de fijar lo que pasa, que todos
los pasos y gestos que se den estén ya previstos en las leyes: que no
pase nada más que lo que ya ha pasado.
Y de entonces para acá perdura ese loco intento del Poder: vez
tras vez se comprobaba que no hay manera de sujetarlo todo, que
siempre había escapes y se hacían cosas que ni eran obediencias a la
ley ni delitos previstos en las leyes: no importa: lo único que eso
hacía es que las leyes se multiplicaran de más en más, a atrapar en la
red de casos cada vez más menudos todas las posibilidades y sorpresas,
hasta llegar con el último Progreso a la proliferación ingente de
leyes , planes, reglamentos, que hoy invade el mundo; y que tampoco va
a darle al Régimen su seguridad total, pero que, al embutir y apestar
vidas y conversaciones con tiquismiquis legales, consigue (que es lo
que al fin la Ley quería) que cada vez le quede a la gente menos sitio
para vivir y que le pase algo.
Todas esas leyes eran falsas, llevaban la trampa en sus entrañas,
mera farfolla y garrapateo de mentiras sobre el Tiempo, aunque
impuestas con la seriedad y la ira de Dios mismo. Pero, en cambio, hay
otras leyes, que rigen de verdad a la Administración y los Poderes,
como son éstas:
I Nunca ordenar ni proponer nada que pueda atentar al movimiento y
crecimiento del Capital.
II Contar la mayoría por `todos ´; lo demás, por `nada´.
III Que cada uno crea en sí mismo: uno que tenga dudas queda sin
más fuera del Reino.
Esas leyes, lector, y más que seguiría sacándote, no hace falta
escribirlas: cada sirviente del Poder las tiene escritas en el alma, y
todos las obedecen sin chistar, como un solo hombre.

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