Hechos son los hechos, los pasados; y sin embargo, hay en la presencia, 
evocación, recuerdo de las cosas o de los hechos pasados, algo que no 
son meramente los hechos tal como los puede registrar una historia, un 
memorial burocrático, un recuento bancario; sino que, junto con los 
hechos que resucitan, que se recuerdan, incluso en contra de ellos pero 
entre ellos, se escurre algo más, rezuma algo más. Y es a ese 'algo 
más' que rezuma por entre los hechos a lo que tenemos que atribuir la 
sensación de que alguna vez se vive, de que alguna vez se da algo 
bueno. Solamente a eso, porque los hechos que la Banca, el Estado, el 
diario personal de cada uno registra, esos están muertos. 
Esta es una condición del saber: Realidad es lo que se sabe. Y una 
condición del saber es que los hechos que se saben estén muertos, si 
no, no hay quien los sepa. Una condición del saber es que las cosas 
que se saben estén muertas. Supongo que no hay que razonarlo mucho. 
¿Qué tipo de saber, qué tipo de ciencia puede agarrar a una cosa que 
no esté muerta? Si lo intentara -como lo intenta, de vez en cuando-, 
evidentemente, igual que un bichejo que no ha muerto del todo, se le 
rebullirá entre los dedos y le acarreará toda clase de trastornos y 
habrá de renunciar a la pretensión de haberlos asido, de haberlos 
captado, de haberlos sabido. 
De manera que es así: la Realidad está, en cuanto sabida, hecha de 
cosas muertas. No se saben, no se conocen más que los muertos. Y si se 
quiere saltar de las cosas en general a las personas no hay 
inconveniente, pasa lo mismo. Solo a un muerto perfectamente muerto se 
le conoce. Si no está perfectamente muerto se le escurre al saber por 
todas partes, por todas las rendijas, precisamente por eso de que no 
está muerto todavía. 
De manera que, si se puede dar eso de que entre los hechos de la 
Historia, entre los hechos registrados, se escurra, rezume algo que no 
son los  hechos, que incluso los trastorna y desfigura, es gracias a 
que las cosas siendo cosas, elementos de la Realidad  como son, sin 
embargo, nunca están cerradas, nunca están bien hechas del todo (las 
Cosas o entre las Cosas, nosotros, las personas, no hace falta 
distinguir), por lo mismo, de que la Realidad no es un Todo. 
Entonces no hay que volver sobre aquello de la comparación con el 
vocabulario de un idioma cualquiera donde no hay un total, un 
Diccionario total de palabras, sino que necesariamente están entrando 
y saliendo costantemente, y por tanto son sin-fin, y toda pretensión 
de Todo es una vanidad y una falsificación. Y como resultado de eso, 
cada palabra, nunca está del todo definida. 
Ninguna palabra de un vocabulario semántico de un idioma cualquiera 
puede estar nunca bien definida. Y así las cosas, como la Realidad no 
es un conjunto cerrado ni puede serlo, porque hay sin-fin, porque la 
Realidad no es todo lo que hay. Los elementos que la costituyen nunca 
cada uno de ellos puede estar cerrado, puede estar bien costituído. Y 
por tanto, nunca puede estar sabido del todo y esa es la paradoja: 
efectivamente la Realidad es pasados, sin embargo, esos pasados, esos 
hechos, al no estar nunca bien cerrados dejan escurrirse por entre 
ellos, por entre las grietas de las cosas, por entre lo mal definido de 
los hechos algo más. Algo más que es lo solo que nos da, de vez en 
cuando, en contra de la situación ordinaria, esa intimación de que se 
puede vivir, que hay algo de vida, que hay algo de bueno y cosas por el 
estilo. 
Hay que pasar ahora al paso dialéctico siguiente que se está 
costantemente dando, porque así como la Realidad, y nosotros 
ahora-mismo nos estamos hundiendo, ahora que no hay quien lo coja, nos 
estamos hundiendo en la verdad de lo que no se sabe; al mismo tiempo 
estamos, y la Realidad toda está, defendiéndose por necesidad, contra 
ese descubrimiento de su falsedad, contra su caída.  Entonces el paso 
dialéctico es éste: sí, efectivamente, hay tal vez memorias vagas, 
indómitas, sugerencias de que podía vivirse, hay todo eso pero para 
eso están los servidores del Estado y están los Filósofos y los 
Científicos: para salir al paso de esas cosas y decir que también eso 
lo saben. Incluso también esas cosas que parecían desbordar, rezumar, 
también las saben, son objeto de un saber, físico, psicológico, 
administrativo, da lo mismo, pero objeto de un saber. Es decir que 
vuelven a convertirlas en hechos de la Historia, y ... otra vez a 
empezar. Entre los hechos de la nueva Realidad restituida por la 
defensa costante no dejan nunca de escurrirse, sin embargo, nuevas 
intimaciones de algo que no es propiamente realidades, que no es ni 
Todo ni Nada, y que lo hay de alguna manera.
jueves, 7 de octubre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario