sábado, 12 de mayo de 2007

A propósito del Día de las Mujeres y el Trabajo

A PROPÓSITO DE LA CONVOCATORIA DE UNA HUELGA MUNDIAL DE MUJERES PARA EL 8 DE MARZO

Algunas mujeres de Irlanda ya están exigiendo que el Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo, se declare día festivo pagado para las mujeres.

Yo lo siento, pero noto aquí una contradicción muy grande y que no quiero pasar por alto porque me parece de muchísima importancia: acabo de leer apenas unas líneas más arriba "Lo que falta no es el dinero sino la voluntad política de cambiar las prioridades del mundo.", y me ha alegrado mucho leerlo porque es lo que yo pienso y siento: el dinero no sirve para nada bueno. Entonces, ¿cómo es posible que las mujeres nos conformemos con recibir dinero, paga por nuestros servicios a esta sociedad?: si no es la sociedad que queremos, ¿por qué trabajar para ella con o sin sueldo? Siento decir que las exigencias que aquí se exponen me parecen preñadas de cobardía y resignación con la situación actual, y de una falta de imaginación desoladora además (v. abajo ejemplos de propuestas prácticas bien factibles). Yo siento que si las mujeres hacemos tantas cosas como aquí bien se dice, no es por colaborar con la sociedad (aunque nos lo digan, para hacernos la pelota, para adularnos, desde el mundo de los hombres, que siempre dicen que no son nada sin nosotras), no es por eso de ningún modo. Yo, al menos, que no paro, sé muy bien que no es por eso, sino por mil otras cosas que no son de esta horrible sociedad, pero que siguen vivas por debajo, y yo las veo y las oigo y las siento y las quiero cuidar, y son por ellas todos mis desvelos. Yo no doy clase para que estos muchachos, desconcertados, perdidos, pero tan vivos muchos de ellos aún, se mueran de asco trabajando y ascendiendo en la podrida escala social: yo doy clase, a pesar de que sé muy bien las miserias que les tiene reservadas esa sociedad tan pagada de sí misma, tan bien pagada, por compartir con ellos algunas cosas que no son miseria, que creo buenas de verdad a pesar de los pesares, y a pesar incluso de que esta sociedad las use como relleno de las horas y años que manda pasar encerrados a los muchachos en la flor de la edad en institutos y colegios, a pesar de que para esa sociedad y sus ministerios no son más que materias, asignaturas de las que sacar una nota, un número del uno al diez que perpetúe su asqueroso sistema de valores, de competencia en lugar de colaboración, de poderes en lugar de entendimientos, de jerarquía en lugar de hermandad. Yo desprecio la sociedad en que me han nacido y no hago nada por colaborar con ella ni tampoco por mejorarla porque pienso que está podrida de raíz. Yo quisiera deshacerla, porque siento que la sociedad no es todo, que por debajo de ella, a pesar de sus mil maneras de matar, de aburrir, de desunir, de crear soledad, miseria y desesperación, maldad, enfermedad y ruina, aún vive gente limpia, gente alegre, gente buena, hermosa gente, y sobre todo, siguen naciendo niños que no merecen todo el mal que se les da desde que vienen al mundo.

Yo propongo que las mujeres nos unamos para clamar, para decir lo que de verdad queremos, lo que sería deseable (y da igual si parece posible o si no: el amor y el deseo no saben nada de imposibilidad, de realización, sienten y hablan así y no se puede cambiar lo que dicen sin traicionarlos): abolición de las Naciones o países o como quiera que se llamen, abolición de los Estados, que no sabrán el daño que hacen, pero nosotras sí lo sabemos, abolición del trabajo inútil. Yo no pienso pedir a la sociedad que dé trabajo a las mujeres, porque las mujeres siempre tenemos cosas mejores que hacer que trabajar, y no nos faltan ideas porque tenemos ojos y vemos lo que hace falta hacer, y tenemos seso para discurrir cómo hacerlo de la manera más sencilla y placentera. No pienso pedir que me paguen con su sucio dinero para luego ir a comprar a sus sucios supermercados y centros comerciales abarrotados de memeces plastificadas y productos para la mujer estúpida, que es la única que quieren como consumidora. Quiero que se acabe el dinero, que deje de producirse tanta estupidez consumible, que no saquen al mercado más cosas "specially for women" que me hacen sentir vergüenza: streep-teases masculinos para despedidas de solteras, para hacer las mismas ridiculeces que los hombres -que estaban aprendiendo quizá a dejar de hacerlas-, trajes de novia para ir guapa al matadero o a la picota, revistas infames donde las mujeres se expresan como oligofrénicas y reciben el mismo trato, anuncios, programas y series de televisión para que nos enganchemos y luego los comentemos como si nos fuera la vida en ello (¡nos gusta tanto hablar! Pero los hombres nos han impuesto los temas, las asignaturas, y nosotras, a obedecer: Casa, Belleza, Dineritos del Hogar, Salud, Trabajo, Sexo, Hijos, Amor a toda pastilla, Famosos, Cine y Televisión, y, bien separadito, Política -y hasta Feminismo para nosotras ¿qué más podemos desear?-, que tiene su lenguaje, sus procedimientos, sus prioridades, sus normas, sus razones históricas, sus sistemas menos malos,... Puaj! Así no hay quien hable en serio de nada si hay que acatar todos esos topicazos, hipocresías y falsedades!)... sigo con las cosas que nos venden: carreras, masters, cursillos y "todo un mundo de oportunidades" para nosotras y nuestros hijos y (¡ay!) a nuestras hijas también, para que los mandemos a hacerse hombres (también a ellas: una ejecutiva es un hombre con tetas), a volverse contra nosotras y defender el sistema que nació (no lo olvidemos nunca) con el sometimiento de las mujeres, reforzarlo participando de él, siendo cómplices, forzosas o voluntarias, lo mismo da.

Por eso las mujeres tendríamos que rebelarnos, que gritar de una vez contra la familia, esa institución dedicada desde el principio de los tiempos a capturarnos para esclavizarnos, a acaparar toda la riqueza sin cuento ni nombre que podíamos traer al mundo y convertirla en capital para el amo, en posesión individual. ¡Abajo la posesión de las mujeres!, ¡abajo el matrimonio, abajo el estado!: ser de un hombre, ser de un país, ¡qué miseria para las que nacimos en un mundo que podía estar libre de todo eso! ¡abajo las cadenas! Qué nos importan sus guerras ni su historia: ¿cómo puedo vivir tranquila y feliz si veo lo que pasa a mi alrededor? ¿cómo voy a pedir nada para las mujeres españolas, por ejemplo, si veo lo que pasa con las rumanas, por ejemplo? ¿cómo voy a pedir dinero para todas las mujeres si veo la de porquerías que nos venden y que con dinero y sólo por dinero se fabrican? ¿cómo voy a pedir protección contra la violencia? ¿eso qué significa: que pongan más policías aún, aún más cámaras? Yo lo que quiero es que los hombres dejen de ser violentos y eso sólo puede ser si dejan de estar alienados por esta sacrosanta sociedad y su sacrosanta dualidad de Trabajo y Paro inútiles, con su sacrosanta industria de la información y el espectáculo que es en verdad de deformación, atiborramiento y bochorno. Para que acabe la violencia habría que pedir, por ejemplo, que dejen de fabricarse coches y de construirse “autovías”: sé que ahora mismo muchos se están matando bien enlataditos por esas carreteras de estos estados nuestros que tanto nos quieren que no paran de construirlas para facilitarnos la vida. Sólo por ejemplo. Pues que dejen de fabricarse armas y de construir conflictillos y guerrillas donde usarlas. ¡Pero si no hacen más que repartir muerte! ¿Es a esa sociedad o a esa realidad a la que vamos a aportar nuestro granito de arena hacendoso, a la que queremos incorporar nuestras manos de hada?

Supongo que los hombres desengañados que aún sientan por debajo el clamor de las víctimas de tanta miseria no nos van a perdonar que queramos engordar como asalariadas esa economía mundial que nos está arruinando la vida: una y otra vez ¡no al dinero! ¡sí a los recursos, a la riqueza auténtica, a lo que no se compra ni se vende ni se financia ni necesita estímulo dinerario para nacer! Desengañémonos de una vez: ¿vamos a dejar solos acaso a los hombres que luchan por deshacer tanto entuerto? Un mundo de solos y solas es lo que vamos a contribuir a labrar por más que triunfen las reivindicaciones de salario para el ama de casa. Este Reino del Dinero Mundial excluye y extermina todo lo que no sea su modelo de Hombre o de Mujer a imagen y semejanza suya, lo que no sea mero cliente del capital: le sobran viejos, le sobran niños, le sobran mujeres que no valgan para salir en sus anuncios o no se presten... ¡En nombre de las mujeres más enmudecidas y enjauladas, de los niños, los viejos, los animales, las plantas, los astros, en nombre de todo lo que sufre, no acatemos las diferencias con que nos separan!: no es por la Humanidad o historia del triunfo sangriento del Hombre a costa de cualquier otra cosa, incluso de sí mismo, por lo que luchamos ni tampoco por la Mujer, por que entre a ser triunfadora y pisoteadora ella también. Si acaso, por amor, que no sabe de especies ni géneros, de vencedores ni vencidos. El lema del Hombre de la historia ha sido siempre: divide y vencerás. ¡Ni blancas ni negras, ni pobres ni ricas, ni liberadas ni oprimidas, ni cultas ni ignorantes, ni hombras ni mujeros, ni jóvenes ni viejas, ni de X ni de Y! Que no nos duelan prendas en denunciar su mentira: no se trata de vencer, y en verdad os digo que no tenemos nada que perder, nada: las cosas de verdad importantes no pueden perderse nunca porque no se tienen, no son de nadie, y están ahí siempre! ¿Quién no sabe eso en el fondo? Desnudémonos del miedo de una vez para unir nuestras lenguas de verdad: dejémonos hablar, discurrir, imaginar, descubrir lo falso de la representación del mundo que hemos venido acatando, que nos han inculcado para atarnos la lengua, para esclavizar a ella el corazón y la razón. La realidad no puede menos de ser falsa, una falsedad efectiva y sangrienta, terriblemente eficaz para difundir maldad, miedo y sufrimiento sin término. ¿Vamos a seguir aceptando la prostitución o no? ¿De verdad creemos que es inevitable, que no hay nada que hacer?

Una última pregunta: ¿A quién van dirigidas las reivindicaciones y exigencias que se proponen? ¿Al Estado? ¿A Papá Capital? ¿Al Poder Mundial? Por favor, seamos serias... Y, por favor, espero una respuesta con todo mi corazón.

Pero siempre queda algo que decir: no se trata de hacer la Revolución, ésa que sale en los libros de Historia con más o menos sangre. ¡La revolución la hacemos cada día al seguir riendo, hablando, jugando, amando, bailando, cocinando, peinándonos, qué sé yo, haciendo cosas buenas entre tanta estupidez y fealdad programada! Lo que pido es que unamos nuestra razón y nuestro corazón sin atender a familias, a países ni a intereses del dinero, que compartamos entre todas y con todos esa constante revolución que es estar vivas. ¡Que muera la mentira que nos separa!

PROPUESTAS PRÁCTICAS RAZONADAS PARA REALIZAR EN UN SOLO DÍA, EL DÍA DE LA HUELGA, ENTRE TODAS LAS MUJERES QUE SE UNAN Y TODO EL QUE QUIERA SUMARSE

1. ¡NI UNA SOLA MUJER AL APARATO! Dicen que si Eva pecó con la lengua. ¡Vamos a verlo! ¿Puede alguien imaginar lo que sería un día sin una sola voz femenina que respondiera a un teléfono de empresas públicas o privadas o contactos calientes? Aunque no alcanzo a imaginar el alcance de esto, creo que sería francamente digno de probarse a ver. El eslógan para animar a ello es el que me sirve de título, y creo que no necesita explicación. Se puede ilustrar con muchos dibujos, de mil maneras que dicte la imaginación a cada quién, donde salga la dichosa Eva diciendo NO ESTOY a la llamada del aparato del poder.

2. ES BIEN CIERTO QUE MUCHAS MUJERES DE CIERTA EDAD ESTÁN ESCLAVAS DE UN HOGAR CON TODOS LOS MALOS TRATOS QUE CONLLEVA SIEMPRE (NO HAY UNO LIBRE AUNQUE SEA DE GRITOS Y MALOS MODOS, DE DESAMOR EN DEFINITIVA) PORQUE, REALMENTE, NO TIENEN DÓNDE IR NI CÓMO SUBSISTIR; POR OTRO LADO, TAMPOCO LAS MUCHACHAS SE LIBRAN DEL YUGO FAMILIAR SIN SOMETERSE A ACEPTAR EMPLEOS DEGRADANTES. ANTE EL TRISTE DILEMA, LA MAYORÍA OPTA POR PUDRIRSE EN LA CASA PATERNA:

PARA ABRIRLES LAS PUERTAS DE LA CÁRCEL FAMILIAR bien puede en cada ciudad o pueblo tomarse ese día un edificio bien elegido de los cientos que la desorganización reinante tiene desaprovechados y condenados a ruina. No saben qué hacer con los viejos caserones porque sólo conciben nichos unifamiliares o también cubículos de ridícula extensión llamados apartamentos, auténticos pudrideros de pareja sin niños con doble nómina, fabricados ad hoc con la mala intención de que ambos se mueran de asco el uno con el otro y se dediquen a comprar y consumir sin fin para llenar sus vidas, apartaditos de todo dos a dos (eso sí, muchas vitropuñetas en el pisito y venga garaje), y para lo público, monstruos de cemento, vidrio, espejo y viga gorda, completamente feos e invivibles pero al gusto del s.XX o XXI, que tiene que tener un estilo arquitectónico propio y reconocible, aunque sea por su completa inadecuación a cualquier uso razonable (ejemplos: ponedlos cualquiera que tenga delante algo del estilo de lo que ha perpetrado el Capital en la playa de Donosti). El caso es que en un solo día puede hacerse mucho si un grupo numeroso se decide a ocupar una buena casa: puede, de hecho, con buena colaboración quedar habilitado el mismo día para que habiten en él siempre que lo consideren oportuno, sin norma alguna de propiedad, de tiempo de estancia, ni condiciones restrictivas de la admisión, cuantas madres o hijas o mujeres solas no estén conformes con su situación (en principio: ni que decir tiene que la hospitalidad se extiende a cualquier edad o sexo). Queda la comunidad fundadora encargada de procurar cuanto sea necesario, durante el tiempo que sea necesario, para hacer posible la permanencia de los habitantes y la habitabilidad de la casa: comida (¡en tantas casas y restaurantes sobra y se tira!), ropa, material de todo tipo, instalación de agua y luz (algún técnico habrá, digo yo)... Todas sabemos que dar es de lo más hermoso y que más alegría da, así que... ¡POR LA LIBERACIÓN DE LAS PRESAS DE LA FAMILIA!

NOTA: no debe aceptarse por principio ninguna negociación con instituciones oficiales del tipo de ayuntamientos, iglesias, sindicatos, televisiones, ni ningún otro “ente” ni público ni privado. Nada de entes: sola la autonomía de la gente y su bendita capacidad para arreglárselas y entenderse hablando y sólo hablando, sin necesidad de poner normas ni leyes. ALERGIA COMPLETA A LAS INSTITUCIONES EXISTENTES. Si alguien quiere unirse o apoyar, que pare el carro y que lo haga a pie, como todo cristo, con sus propias manos... dando la cara. ¡Políticos fuera! ¡Nada de fotos!

3. PARECE FUNDAMENTAL COMPARTIR EL DÍA DE HUELGA CON LOS NIÑOS, MUCHACHOS Y VIEJOS para palpar la verdadera política de abajo, la que se hace sin dinero, para hablar en libertad quienes no suelen tener VOZ PÚBLICA, que están condenados a lo privado, lo quieran o no (es decir, casi todos en realidad). Que por un día se haga política desde abajo, que consiste en hablar entre nosotros lo más olvidados posible de la jerga política. Política de la que no hacen los políticos que hacen la política que hacen los políticos: ésa es un discurso cerrado que viene a parar siempre en lo mismo: no se les ocurre nada pero algo tienen que hacer para justificar su cargo: hacer las inutilidades de siempre, a más escala, con más daño y destrozo aún. Cuanto más arriba, más ciegos están. Nuestra política se hace hablando y deshaciendo los engaños que nos tienen presos con redes invisibles pero poderosas. ESO ES LO ÚNICO QUE NO SE ESPERAN: QUE NOS PONGAMOS A HABLAR DE VERDAD Y EN SERIO DE LAS COSAS QUE IMPORTAN EN EL LENGUAJE CORRIENTE Y MOLIENTE QUE USAMOS CADA DIA ENTRE NOSOTROS. LO DEMÁS ES FOLCLORE EN EL PEOR SENTIDO DE LA PALABRA: MUJERES DANDO LA NOTA DE COLOR, COMO EN LOS ANUNCIOS; ALGO SIMPÁTICO Y ENTRAÑABLE QUE SACAR EN EL TELEDIARIO. ¡BASTA YA DE GILIPOLLECES! Por tanto, se propone lo siguiente:

4. PLANTEARSE SERIAMENTE Y SIN MIEDO EN LAS REUNIONES, ASAMBLEAS O CORRILLOS QUE SURJAN EN ESTE DÍA LA CUESTIÓN DE ¿QUÉ QUIEREN DECIR CUANDO NOS HABLAN DE ECONOMÍA? ¿DE QUÉ CLASE SON ESAS RAZONES ECONÓMICAS? Pienso que pocas cosas hay tan necesitadas de aclaración. Sin miedo, porque hablando no tenemos nada que perder: sólo podemos perder las mentiras, las falsas creencias, deshacernos del engaño. El resultado mejor que podemos desear para ese día es un desengaño, muchos desengaños... aparte de sorpresas sin cuento, que siempre serán bienvenidas. Ofrezco como ejemplo las siguientes razones y perplejidades, que pueden presentarse a las asambleas leyéndose o recordándose las que parezcan oportunas, o bien repartirse en forma de panfleto [también, si parece bien, pueden aprovecharse las más generales que exponía al comienzo, antes de estas propuestas prácticas]:

-Economía quiere decir en griego administración de la casa o la hacienda de un particular. De eso muchas mujeres saben mucho, así que no es precisamente de la ignorancia de la que partimos en una asamblea de mayoría femenina.

-La pregunta más evidente es: ¿puede hablarse con propiedad de economía de un país o de un grupo de ellos? ¿qué quiere decir economía mundial? ¿puede abarcarse la administración de algo tan grande de igual manera que puede hacerse con algo a pequeña escala? Porque parece que la cuestión del aumento de la escala no es de poca monta: parece marcar diferencias tan importantes, por la complicación creciente, que llega un punto en que economía doméstica y gran economía no sólo no se parecen en nada sino que son cosas opuestas. Hasta el punto, en fin, de que lo que sabe o necesita saber un ama de casa -o un agricultor de los de antes, por ejemplo- para arreglárselas sin dificultades y lo que sabe o se espera que sepa un economista no tenga nada que ver; hasta el punto de que sean idiomas intraducibles, y de que las cuentas del ama de casa y los cálculos del economista no se parezcan en nada tampoco. La diferencia llega a ser la que va de lo palpable a lo impalpable. Sin embargo, tenemos que ver también en qué se parecen. ¿o quizá no?

- Para decirlo aún más claro a fin de ver de hacérnoslo más sensible: he señalado antes cómo es claro que el Sistema que padecemos nació con el sometimiento de las mujeres. Pues bien, la que esto escribe lleva años investigando y descubriendo una y otra vez, aquí y allá, cómo este primer sometimiento es a la par sometimiento de la lengua, de la razón viva. La dominación se funda conjuntamente en el sometimiento de mujeres y lengua. El Hombre de la Historia ha creado para ello las ideas de Belleza (la Mujer ideal) y Poesía, tributo falaz parecido al collar de brillantes que coloca al cuello de la mujer el pretendiente con el gesto del que rinde adoración al ídolo, obra suya, que con la excusa de amar va a poseer vorazmente, y a hacer callar como ídolo que debe ser (también ha creado, por supuesto, la idea de Amor con mayúsculas, destinado sobre todo a nosotras, siempre para la perfección y adorno de su dominio). Esta separación en dos clases, dominante y dominada, hombre/mujeres, se cumple con la separación de lo público y lo privado: se trata de privar a las mujeres de voz pública como ha venido sucediendo (con ellas, claro, a los “menores de edad”, etc). Pues bien, concomitantemente a su reclusión y su consideración como bien de uso y posesión, como primera forma de dinero, se da el paso complementario: la lengua, las palabras, vienen a ser tratadas, utilizadas también como objetos, es decir, con desprecio de su verdad: como mujerzuelas, como mujercitas. La lengua se prostituye al tiempo que las mujeres, pasa a ser también una forma de dinero. El necio hombre de la historia basa su seguridad en la creencia de que la lengua está a su servicio puesto que él la usa así, para sus fines. Digo necio porque es evidente que las palabras no son mudas y que por la boca muere el pez: por sus palabras los conoceréis, por ese discurso insulso, aunque tan revelador de su ceguera, de sus mezquindades y de sus miedos, ése que quienes maldecimos del poder no podemos avenirnos nunca a usar, ¡es que ni nos sale hablar así!. Pero entretanto las palabras de las mujeres también han sufrido a la fuerza el encarcelamiento en lo privado a que se las condena, como exponía al comienzo. El Hombre de la Historia, el lenguaje del Poder, cuenta, para ejercerlo, con lo que llama facultades superiores: conciencia y voluntad (más una forma amañada de memoria sometida a su Historia, por tanto a manejos de conciencia y voluntad). Se despega así de cualquier cosa que surja de abajo: así se cumple de nuevo la funesta separación de sexos que da inicio a la sangrienta Historia, que no podemos permitirnos.

A partir de ello se cree en la obligación de domar, de someter a su imperio y su control cualquier síntoma de vida cuya fuente sea extraña a la voluntad de poder: mujeres, pensamientos, deseos, razones, palabras, sentimientos, niños, sueños, bosques, manantiales, gozo, compasión, tristeza, amistad, llanto, memoria involuntaria, artes previas a su Arte, dulzura y abandono, olvido, alegría, yo qué sé cuánto y cuánto de bueno y desconocido de las cosas que nacían sin intervención de conciencia-voluntad, que simplemente nacían.