miércoles, 8 de junio de 2011

Hablar es hacer algo

¿Qué se puede hacer en una asamblea si se la deja hablar?
Nunca se dirá lo suficiente que hablar también es hacer. Hablar es hacer algo, y no un algo cualquiera, sino precisamente el algo más necesario en la lucha contra el poder, porque el poder se sustenta en la fe, y contra la fe sólo se lucha hablando, pensando, preguntando, discutiendo. El otro día, en una de las múltiples asambleas de Sol, sacó uno esta cuestión de que había que dejar tanta reflexión teórica y pasar a la acción, lo cual no sé exactamente cómo lo unía con los bombardeos de los países más desarrollados sobre otros que lo son menos, supongo que como un caso eximio de acción contra la que poco podían hacer nuestras reflexiones teóricas. Pero es al revés: hay que tener las ideas muy claras, hay que estar muy convencido, para dedicarse a bombardear enemigos a diestro y siniestro, y es a la claridad de esas ideas a la que hay que atacar si se quiere hacer algo contra las acciones que sobre ellas se sustentan. Más en general: las cosas dejan de ser como son cuando nos libramos de la convicción de que sólo pueden ser así y no hay más cáscaras.

jueves, 26 de mayo de 2011

Aires de desengaño

Aires de desengaño están corriendo
agitando la plaza y sus carteles:
¡no tenemos futuro! ¿a qué viene
aburrirse, atontarse trabajando
por eso que decían que tenía
que cumplirse y que se va sintiendo
lo mentira que es, y que es tan falso
igual si está en pasado que en futuro.
Si hay ahora sin fin, si no hay camino
y a cada día con su mal le basta,
¿a qué viene enfadarse y no dejarla
que, libre de futuro, en asambleas,
suene la voz que dice “¡No!” y que canta
“¡Más despreocupación! que el pueblo sabe,
porque no tiene prisa, ir haciendo
caminitos de vida y deshaciendo
los trampantojos que el Señor le arma,
se llamen Democracia de Ultramemia
o la Revolución para Mañana.”
No hay mañana, no; y no creemos
que haya nada que hacer para mañana.
Por eso aquí seguimos, desmintiendo
las verdades del Orden de la Historia
que se hacía robando horas al sueño,
que es hermano de sangre de la vida,
y no dejando despertar al pobre
que clama: “No hay futuro: ¿lo sabíais?”
y “¡que muera el Patrón de la Semana!”