El Principio
G.G. Belli
Entro con el misal a sacristía,
y al devolvérselo al mosén, le suelto:
- “¿Y qué quiere decir, señor Matías,
aquello de in principio erat verbo?”
- “¿y a qué esta fantasía, fray Miranda?”
(mientras la cruz se besa de su estola).
- ¿Y bien?, le digo. Me responde: “anda!
la palabra al principio era una sola”.
- ¿La palabra famosa … cuála era?
Era aquella que, a fin de cuentas, tuvo
la Santa Religión de hace la pera”.
- ¿Quién hay que estos follones los entienda?
Si en el princípio una palabra hubo,
hoy ya es un cacareo sin enmienda.