Vosotros que en general, mayoritariamente, os arregláis para seguir viviendo
-y yo me incluyo entre vosotros, debía decir 'nosotros'- contamos con las
grandes desgracias, por ejemplo: las hambrunas de África y la emigración en
botes, los miserables escurriéndose costantemente por las calles de Nueva
York, Londres o Madrid o cualquier sitio; forma parte y, de alguna manera,
os arregláis -nos arreglamos- para colocar a eso en su sitio, porque si no,
¿cómo podríamos vivir?, ¿cómo, si no, nos hubiéramos arreglado para colocar
el hambre de los pueblos negros, y las emigraciones semi suicidas, y la
miseria que cualquier pordiosero que nos encontramos nos ofrece? Si no lo
hubiéramos colocado de alguna manera, ¿cómo podríamos vivir? Forman parte de
la Realidad y de alguna manera están colocados, y "Esto -dice el
sentido común- no puede ser", "Esto no tiene sentido". Hay ahí una trampa
evidente que sería justamente lo primero que habría que denunciar. La
indignación -esta indignación que yo siento y que me encocora y que me
desespera y que a muchos de vosotros les pasará lo mismo- la indignación va
creciendo, por supuesto, según uno va subiendo en la escala social; cuando
uno ve que no se trata ya de los prójimos sencillos que se las arreglan para
vivir bien, para ir tirando y para colocar las desgracias en su sitio y que
no pase nada del otro mundo, sino que se trata de periodistas, literatos,
filosofantes, científicos de toda laya, que hacen lo mismo,
que están costantemente tratando de conseguir una especie
de orden o de armonía, dentro del cual, las evidentes desgracias
insoportables queden situadas, encuentren su sitio y,
ofreciéndonos por tanto, la visión del mundo que se os ofrece, y haciendo
astracción de los aspectos en los que haga falta hacer astracción,
haciendo las componendas de que se trate, para conseguir una visión, después
de todo, armónica. Porque evidentemente ni los altos prohombres de la
Política van por un momento a dudar de que, a pesar de todo, las desgracias
quedan comprendidas dentro de 'un todo', que es en definitiva 'un Futuro',
'un ideal' en el cual todo se arreglará. Por ejemplo, en el nivel más bajo:
no importa la invasión de automóviles que ya no caben, no importa el
destrozo de las ciudades cada vez más y más con más obras inútiles para
nada; tiene de alguna manera una justificación en un Orden Superior.
jueves, 7 de octubre de 2010
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